viernes, 21 de octubre de 2011

Capitulo 1: Parte 2. Si crees que controlas es que no vas suficientemente rápido.

Sonó su canción preferida a las 7:30 de la mañana. La había puesto especialmente para este día. Hoy era su día y nada iba a cambiar aquello.
Para empezar se levantó de la cama y se puso la ropa que había estado preparando ayer por la noche, haciendo que se acostara tarde decidiendo que se pondría hasta que había optado por unos pantalones vaqueros rojos, una camiseta de leopardo básica, una rebeca beige, sus nuevos botines beige(sin estrenar para la ocasión) y un fular rojo. Hizo la cama y bajó a desayunar. Su padre no estaba.
-Muchas felicidades señorita Ruiz-dijo amablemente Paola, la criada.
No es que fueran ricos ni nada por el estilo, pero su padre no andaba mucho por casa y necesitaban a alguien que les atendiera la casa.
-Muchas gracias Paola, pero ya te he dicho que me llames por mi nombre, que ya son muchos años cuidando de mi.-dijo con una amplia sonrisa.
-Te he hecho crêpes con chocolate.-informó Paola mientra iba a por ellos a la cocina.
Su cara se iluminó con una radiante sonrisa.
Cuando Paola trajo su desayuno practicamente lo engulló.
Después se fue al baño y se peinó el pelo largo y liso con la raya en medio. Cogió su mochila y se fue hacia la entrada.Paola estaba en la puerta con una bolsa con un paquete envuelto.
-Esto es de su padre-indicó Paola.
-No voy abrirlo hasta que no me lo de él.-dijo algo enfadada.
-Él no vuelve hasta el domingo, va a pasar el fin de semana fuera.
-Me lo prometió-dijo con un rastro de tristeza.
-Ha habido un cambio de última hora. Lo siento mucho.
-No pasa nada. Luego abro el paquete.
Salió de casa y fue hacia el instituto andando como cada mañana ya que se tardaba apenas 10 minutos en llegar.
Cuando llegó entró y se fue hacia su clase. Cuando estaba a unos metros de su clase alguien la embistió por detrás.
-¡¡¡FELICIDADES!!!-chilló Mónica haciendo que retumbara en todo el instituto.
Se frotó los oídos y se dio la vuelta. Su mejor amiga estaba con una sonrisa radiante.
-No grites, se va a enterar todo el mundo.-dijo regañándola.
-Es que quiero que lo sepa todo el mundo, todo.
Las dos nos reímos.
El resto de la mañana fue genial ya que todo el mundo la felicitaba y la prestaba atención, o casi todo.
-¡A las 7!-gritó Mónica mientras corría hacia la parada del bus.
-¡Vale!-chilló ella.
Se encaminó hacia casa.
-¡Julia!-grito alguien.
Ella se giró y se encontró con el rostro de Mario.
-Hola-saludo con una sonrisa.
-Felicidades-dijo él.
-Gracias.
-¿Qué tal tu día de cumpleaños?
-Normalillo...
-Algo habrá cambiado, una no cumple 15 años todos los días.
Se sonrieron mutuamente. Andaron juntos unos metros.
-Bueno me voy por aquí-Mario señaló una calle a la derecha.
-Vale, hasta esta tarde. Adiós.
-Sí, adiós.
Siguió andando más rápido de lo normal y con una sonrisa tonta que no se la quitaba de la cara.
                                                                      *   *   *
-Yo creo que dos de vodka, una de brugal, dos de negrita y una de 43, más las fantas y coca-colas-propuso Mónica.
-Sí, es lo que habíamos propuesto desde el principio-dijo Julia.
Un amigo de Mario les compró el alcohol, que llevaban las chicas en sus amplios bolsos y luego los chicos compraron las fantas y coca-colas y quedaron en reunirse en un sitio donde la gente iba y hacía botellón.
Empezaron a beber a las ocho menos cuarto, ya que la mayoría se iban a las 22:30 u 23:00, y si se ponían un poco borrachos no querían que les pillaran sus padres.
Algunos bebían más rapido y otros más despacio, otros se dedicaban a dar caladas de sus cigarros entre sorbo y sorbo, otro apenas bebían etc. Julia se iba a dormir a casa de Mónica, bueno iban a hacer acampada en su jardín, asique no se tenía que preocupar ya que sus padres eran los típicos padres enrollados que no decían nada de este tipo de cosas, pero tampoco se quería pasar mucho.
A las 20:30 ya había algunos que iban mareados pero solo los típicos niños buenos que era la primera vez que bebían y no tenían experiencia.
Julia fue a buscar a Mario, pero no estaba por ningún lado. Al final lo encontró, apartado de todos, liándose con una amiga suya. La cara de Julia palideció. Notó que los ojos se le humedecían, pero no, no iba a llorar, hoy no, no había nada que pudiera estropearle el día, asique se dio media vuelta y fue con Mónica. Se terminó su primer vaso de vodka con naranja, asique se sirvió el segundo de brugal con naranja también. Se lo bebió en apenas unos minutos.
-¿Estas bien?-la preguntó Mónica cuando la vio sirviéndose su tercer vaso que contenía brugal con naranja.
-Sí ¿por?-preguntó indiferente.
-Bueno, vas por el tercero y el segundo te le has bebido en nada, y dijimos que nada de beber deprisa.
-No me he dado cuenta-inventó sobre la marcha.
Se fue con su tercer vaso hacia un grupo de chicos y se puso a hablar con ellos y a reírse.
Su cuarto vaso llegó en apenas otros dos minutos.
Ana, una amiga suya, pasó por su lado levantándola el vestido que llevaba. Se lo bajó todo lo que pudo de inmediato. Era un vestido precioso negro que se ajustaba a su figura y que le llegaba por la mitad de sus pantorrillas. También era nuevo.
-Se te ha visto todo-dijo Mario detrás de ella.
-¿A si? Mira que bien.-dijo Julia sarcástica.
-¿Estás bien?
-Perfectamente ¿tu?
-Muy bien.
-Me alegro.
Se bebió la mitad del vaso de golpe. Se dio la vuelta e intentó irse andando lo más rápido que pudiera pero se mareó y se cayó suelo.
-¡Uy!-dijo mientras se intentaba levantar.
Mario la levantó corriendo.
-Julia, Julia, no estás bien, has bebido mucho,¿qué te pasa?
-De todo, muchos problemas.
-¿Qué problemas?
-Tú y muchos otros más.-dijo y se fue está vez sin caerse.
Mónica apareció cuando apenas había dado cuatro pasos.
-¿Qué te pasa?¿Estás bien?¿Te has hecho daño?-dijo realmente preocupada.
-Que siiiiiiiiiii, ¡que pesados estáis todos!-ahora iba un poco borracha.
Se fue hacia la derecha, con Lucas, Víctor y Pablo.Le dijo algo a Víctor al oído y se rieron. Mónica fue hacia ella pero se paró en seco cuando Julia y Víctor se empezaron a liar, delante de todo el mundo. La mayoría se les quedaron mirando alucinados. Haber, Víctor no era ni mucho menos feo, de hecho, estaba bien bueno, pero Víctor y Julia jamás se habían gustado y nunca habían hablado de liarse ni nada por el estilo, y Víctor tenía novia.
Cuando terminaron de liarse Julia sonrió complacida. Compartieron unas palabras y luego le dio un último beso, en el que se notó como se metían las leguas en las bocas del otro.
Monica fue hacia Julia molesta.
-¿Pero a ti que coño te pasa?- la espetó.-¿Que coño haces?
-Liarme con Víctor-respondió como la cosa más normal del mundo.
Se la llevó a un lugar apartado.
-Pero si a ti te gusta Mario.-dijo más calmada.
-Bueno...¿y?
-Que no entiendo porque te lias con Víctor.
-Osea,vale, Mario se puede ir liando con cualquiera y yo no, porque como a mi me gusta, no puedo...
-¿Qué a pasado?-dijo entendiendo lo que pasaba.
Los ojos de Julia se llenaron de lágrimas.
-He visto como se liaba con Patricia.-dijo dejando que las lágrimas cayeran por sus ojos.
-¡Oh!, ven, ven aquí-dijo mientras la abrazaba.-Ya está, no pasa nada...estaría mal...no sé...yo se que a él también le gustas...
Julia sorbió por la nariz los mocos que amenazaban con salir de ella.
-No-dijo entre sollozos.
Siguió llorando en el hombro de Mónica mientras ella la acariciaba el pelo. Luego volvieron con la multitud y todo el mundo se la quedo mirando sorprendido. Mario fue enseguida a ver que la pasaba pero ella le ignoró.
A las diez y media se fueron a casa, las esperaba una noche muy larga.
Cuando estaban en la tienda de campaña riendo, hablando y haciéndose fotos Julia decidió que quitando el imprevisto de Mario, había sido un día perfecto.

viernes, 14 de octubre de 2011

Capítulo 1. Parte 1. Un brindis por esas borracheras que unen más que mucho tiempo de relación.

Le sonó el despertador a las siete y media. Se levantó, hizo su cama, se puso unos vaqueros que la sentaban de muerte, una camiseta cualquiera, una sudadera gris con motivos de E.E.U.U. y se fue a desayunar. Desayunó unos cereales que la encantaban mientras veía en la MTV Sweet Sixteen. A las ocho se fue al baño, se lavó la cara, se peinó, meó y se fue a su cuarto.
Cogió las llaves, la mochila, la chaqueta y la vaselina y se fue al instituto.

-¡Felicidades Estela!-Sus mejores amigas Rebeca   y Olaya fueron las primeras en felicitarla.
-Shh, ¡no lo digas muy alto jopé!-La dio un golpe en el brazo.
Cuando entró en clase la felicitaron y la dieron besos y abrazos.
-Ey Estela, esta tarde a las siete en la puerta del super, ¿no?-Le preguntó Eloy.
-Cl...Claro.-Le sonrió y se fue.
-Tía, es genial que te hallas decidido a invitarle, ¡es genial!-Dijo Rebeca.
-Cállate, sigo embobada, pasmada, ¡de todo!

-Tía tía tía, no sé que ponerme, ¡espera ya lo sé!
-Vamos Estela, relájate.
-No puedo, ya está, te dejo que me toca arreglarme, ¡chao!
Cogió unos vaqueros cortos, una camiseta blanca básica, se puso sus botas camperas marrones, se perfiló el ojo con raya negra, rimel transparente, vaselina, el brillo que la habían regalado, un bolso pequeño, la chupa de cuero marrón, el móvil, las llaves y el monedero y salió de casa.

-Tía, ¡estás genial! Guapísima, y la media coleta te queda perfecta, además el pendiente nuevo que te hemos regalado te queda fantástico.
-Gracias, pero vamos que llegamos cinco minutos tarde.
Un amigo de el novio de Olaya les cogió una de Eristofblac, 43, vodka del bueno, unas coca colas, unas fantas y un batido de chocolate exclusivo para Estela, Olaya y Rebeca para mezclar con el 43.
Estela, sus dos mejores amigas y el resto de al gente, se bajaron hacia la playa porque allí Rebeca conocía una calita muy metida y escondida donde se puede celebrar un buen botellón.
Cuando llegaron allí todos la felicitaron en condiciones, y empezaron la celebración.
A las 10 y media tenía que estar en casa, era una excepción, por norma general a las diez está en casa o diez menos algo, en los cumpleaños la dejan una poco más, diez y cuarto, pero por ser su cumpleaños más.
Hubo fotos, cantaron, bailaron a ritmo de todo, desde los éxitos hasta canciones del verano de hace bastantes años pasando por todo tipo de música, cantaron, se lo pasaron en grande.
-Tía, ¿qué tienes tú con Eloy?-preguntó Rebeca.
-Tiene tonteo-Dijo Olaya.
-No, no tengo nada...
-Ya, ¡por ahora!-Dijeron al unísono sus amigas y se marcharon con aire fresco a hablar con más gente, seguramente chicos.
-Esta fiesta es la caña.-dijo Eloy.
-¡No es una fiesta!-Estela lo dijo con voz de pito.
-Bueno, pues el botellón.
-Oh....eh....gracias.-Le sonrió.
Eso fue a lo largo de la tarde, estuvieron tonteando todo el cumpleaños, pero a eso de las diez cuando ya estaba todo recogido y claro está, ya estaban todos contentos, unos más que otros.
Entre tanto tonteo, Estela y Eloy estaban a tres escasos centímetros de separación las caras de ambos. Se iban a besar, es más, Eloy le puso la palma de la mano en la mejilla, ella le puso su palma de la mano encima, y cuando sus labios se rozaron, su primer pico, pusieron frente con frente,  se miraron, y cuando se iban a besar de verdad, ella se mareó y se cayó al suelo de un desmayo.
Rebeca y Olaya la vieron y acudieron a ella:
-Chicas, estoy bien, no pasa nada.
-Tía has bebido demasiado, no deberías....
-No. No he bebido demasiado.-Estela empezó a andar y no hacía eses.
Eloy, Rebeca y Olaya la acompañaron a casa.
-Llegarás tu sola, ¿no?-Preguntó Rebeca.
-Sí, gracias por preocuparos de mí.
-Somos tus amigas, siempre contigo y siempre con nosotras.
-Chao.
-Hasta mañana.
-Adiós.
-Hasta luego.
Se despidieron todos con dos besos y prometieron que mañana hablarían.
-Gracias por acompañarme hasta la puerta de casa.
-De nada, no te preocupes, es lo menos que podía hacer después de...que te desmayaras.
-Ya...-Eloy se fue acercando a Estela.
-Espero que esta vez no pase nada.
-Ójala...
Estela contra la pared de su puerta y él delante de ella. Sus labios a la distancia de un dedo índice, a medio dedo, a escasos centímetros...en sus labios volvió a repetirse ese leve roce, como cuando una hoja cae de un árbol y te roza que ni te enteras.
-Aun no te has desmayado.
-Eso es bueno.
Él le volvió a coger la cara. Ella le cogió por la nuca, pero cuando iban a besarse ella suspiró, como cuando algo te asusta y suspiras muy fuerte.
-¿Qué te pasa?
-Un pinchazo, creo que me va a venir la regla...
-Entonces será mejor dejarlo para otro día.
Él le dio un pico tan suave que ni el algodón se hubiera enterado de que le has rozado.
Ella le sonrió, metió la llave en el cerrojo pero antes de que pudiera hacer nada se mareó.
-¿Qué te pasa? Enserio, me estoy empezando a preocupar.
Ella se soltó y vomitó en el jardín.
-¿Has comido algo?
-No...
-Ha sido eso, el alcohol te ha echo vomitar y el no comer nada un bajón de azúcar, te pondrás bien.
-Adiós.
-Chao, mañana hablamos.
Se puso el pijama, cenó un poco de leche con cereales, saludó a su madre y a dormir se fue.

sábado, 8 de octubre de 2011

Prólogo:No es el final, es el principio de la felicidad♥

Crea vida. Es más fácil de lo que parece, basta con una noche, una noche única, que nunca se olvida, sea perfecta o sea horrorosa. Esa noche siempre será única. Con protección te ahorras problemas. Sin protección nueve meses después puedes tener una carga contigo, pero ya sean uno, dos, tres o cuatro vidas nuevas, los querrás más que a tu propia vida, tengas o no tengas para cuidarlos, nunca serán en realidad una carga para quien los halla traído al mundo.

Unos intensos gritos de dolor retumbaban en todo el pasillo de aquel hospital. Se notaba que estaba sufriendo. Ella y él. Él no sabía que hacer, sabía que aquello dolía y quería hacer algo para que le doliera a él también y así poder comprender lo que se sufre cuando, de una noche, se crea vida. Nació la primera, era pequeña, muy pequeña, y frágil, muy frágil...Y en cuestión de minutos, nació la segunda, igual que la anterior. Tras lavarlas, las pusieron en los brazos de la madre y después se las llevaron para hacerlas pruebas.
Cuando las pusieron en sus respectivas "cunas" de hospital, fue cuando más se noto que eran como dos gotas de agua. Cuando una lloraba la otra se ponía a llorar, cuando una intentaba llorar más fuerte, la otra la imitaba...eran dos gemelas perfectas...pero no podían seguir juntas.
-¿Cómo las va a llamar?-preguntó la enfermera a la madre.
-No lo sé...lo hablaré con mi marido, no nos hemos puesto de acuerdo-una pequeña sonrisa se forma en su rostro.
-De acuerdo.-la enfermera sonríe y se va.
Al cabo de unos minutos vuelve su marido.
-Tenemos que hacerlo.-dice el marido.
Ella mira para otro lado. Se ve como un lágrima resbala por su mejilla.
-No se quien es cada una, así que cojo a una de ellas y me voy.-dice triste.
-No, por favor...no... podemos hacerlas esto...no...no...-sus negaciones quedan ahogadas en sollozos.
Él besa la frente de ella.
- Escúchame.-ella gira la cabeza.-Mírame.-él coje la barbilla y la alza para que le mire.-Queremos una vida normal para ellas ¿verdad?
Ella asiente.
-Pero...-calla pensando que eso será lo mejor.-...de acuerdo.
Comparten un último beso. Él se va, dejando atrás a su mujer con una de sus hijas. 
¿Creen que es lo mejor para ellas o solo quieren protegerse? El señor futuro se presentará con una respuesta.